Para sufrir o padecer el síndrome de Estocolmo existen ciertas condiciones que se tienen que desencadenar para que se dé esta afección, y es porque este trastorno no se origina en el 100% por secuestros. Para que una persona quede involucrada después de una retención como rehén y padezca el Síndrome de Estocolmo, tienen que darse condiciones como:
Tiene que haber estado retenido en contra de su voluntad, la víctima tiene que haberse encontrado en un entorno reducido y en el que solo tenga a su secuestrador como referente. (Se conoce que si los rehenes conformaron un gran grupo de personas, es difícil que desarrollen el síndrome).
Que la acción de los secuestradores haya tenido un claro fundamento ideológico que lo sustente, al punto de llegar a tener mucha influencia sobre el rehén. Que haya existido un contacto directo entre el secuestrador y la víctima, para que con el pasar del tiempo ésta se pueda identificar con él.
Es posible que si la víctima tenía otros referentes de control interno no desarrolle el trastorno y es necesario que la acción del secuestrador no haya sido violenta, porque de lo contrario, casi no hay probabilidades de que padezca el Síndrome de Estocolmo.
Para poder superar el trauma del secuestro, es importante que el paciente sea tratado por medio de un psicólogo o psiquiatra.
El síndrome de Estocolmo, como forma general no suele necesitar un tratamiento específico ya que con el tiempo y tras recuperar la vida rutinaria, los sentimientos benévolos hacia el captor desaparecen.
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