A pesar de que los tics del síndrome de Tourette son involuntarios,
hay personas que son capaces de
controlar o reprimir sus tics de diferentes formas para evitar que estos
reduzcan la normalidad de su vida diaria. Sin embargo, algunas personas con el
síndrome de Tourette dicen sufrir un aumento de tensión al reprimir sus tics, de
modo que sienten la necesidad de expresarlo.
En gran parte de los casos el Síndrome de Tourette no produce
discapacidad, de modo que no necesitan
medicamentos para controlar los tics. En ocasiones estos tics interfieren con
el desarrollo normal del afectado, por lo que serán necesarios medicamentos, en
especial los neurolépticos, que han demostrado ser más útiles, pero no existe
un medicamento en concreto que funcione con todas las personas ni que elimine
todos los tics.
Los neurolépticos producen siempre efectos secundarios, que
serán controlados al iniciar un tratamiento gradual y en el que se reducirá la
dosis en el momento de detectar efectos secundarios. Los efectos no deseados
más comunes son la somnolencia, aumento de peso y el embotamiento cognitivo, en
cambio otros menos comunes se eliminan fácilmente al reducir la dosis.
En el momento de
suprimir el tratamiento se debe hacer de forma también gradual para evitar
repuntes en los tics.
Para tratar los síntomas de trastornos concretos como el
déficit de atención con hiperactividad existen medicamentos estimulantes como
el metilfenidate. En síntomas obsesivo-compulsivos han demostrado ser efectivos
los inhibidores de la recaptación de la serotonina, como la fluoxetina.
La psicoterapia también puede ayudar al paciente a adaptarse
a su trastorno y a solucionar los problemas sociales y emocionales que estos pueden
generar como son la depresión.
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